- Los ataques a la libertad de expresión se recrudecen. El año pasado fueron asesinados 95 informadores. Internet y las redes sociales, en el foco de la censura
- "En Etiopía, o te meten en la cárcel o te matan sin problemas"
- "Cada vez que me amenazaban me enojaba, pero no dejé de escribir"
- DOCUMENTO: Informe anual de Reporteros sin Fronteras
La libertad de prensa retrocede en el mundo. Periodistas censurados,
detenidos, acosados, torturados, asesinados. La información se ha
convertido en un material peligroso para los regímenes autoritarios.
Informar es, en muchos países, una profesión de alto riesgo. Esta
tendencia se ha agudizado como consecuencia de la llamada primavera árabe.
Gobiernos como los de Egipto, Siria o Libia han echado mano de la
censura en Internet y en las redes sociales, que actuaron de espoleta en
aquella ola de reivindicaciones democráticas.
Reporteros sin Fronteras (RSF) pinta un negro panorama del estado de la prensa
en el mundo. El año pasado fue el segundo más letal de los últimos 17.
Las estadísticas son demoledoras: 97 periodistas asesinados, 174
encarcelados y más de un millar detenidos mientras ejercían su trabajo.
“En 2011 ha habido más muertos, más exiliados y más secuestrados”, dice
Malen Aznárez, presidenta de la organización en España. Pepa Bueno
recordó este martes una frase del periodista Miguel Ángel Aguilar, según
el cual “en las inundaciones, lo primero que falta es agua”, y la
trasladó al periodismo: “Cuando el río de la información nos arrasa,
hace falta más que nunca el periodista que interprete. Y este es un
ejercicio que está en peligro en todo el mundo”.
El periodista marroquí Aboubakr Jamaï lo sabe bien. Ha sufrido en
carne propia la censura en el país vecino. Fundador del semanario Le Journal Hebdomadaire, tuvo que cerrar la publicación
en 2010. El Gobierno le impuso una multa de 290.000 euros, que no pudo
pagar, y se vio obligado a salir de su país. Asegura que la libertad de
prensa ha sido “prácticamente asesinada” en Marruecos. “El Gobierno
utiliza tácticas, como la difamación y el boicot publicitario a los
medios incómodos, para asfixiarlos”, dice. ¿De dónde viene ese boicot?
Jamaï apunta directamente al monarca alauí, al que considera “un
importante hombre de negocios”.
“El Gobierno marroquí utiliza la difamación y el boicot a los medios incómodos", asegura un periodista exiliado.
Otros países, como Siria, hacen todo lo posible por evitar que los
periodistas vean y cuenten lo que ocurre dentro de sus fronteras. La
reportera Mayte Carrasco,
que publica sus crónicas en EL PAÍS, ha logrado entrar en el fortín de
Homs. “El acceso a los periodistas está vetado. El Gobierno no quiere
testigos. Después de un mes he conseguido entrar de forma clandestina y
de la mano de contrabandistas. No tenemos ningún tipo de protección.
Corremos los mismos riesgos que la población local. Aunque los que más
sufren son los camarógrafos. A uno de los ellos, las milicias del
regimen le arrancaron recientemente los ojos. Ahora se ha convertido en
un mártir al que todos llaman Los ojos de la verdad y es un ejemplo para
muchos otros reporteros gráficos”, dice Carrasco, que ha cubierto como freelance guerras en Afganistán, Libia y Georgia.
El exilio ha sido el camino que ha tenido que seguir la mexicana Rosa Isela Pérez.
Sus investigaciones sobre las desapariciones, torturas y asesinatos de
mujeres en el entorno de Ciudad Juárez (quizá la zona más peligrosa del
planeta) a manos del crimen organizado han sido determinantes. En su
caso ha salvado la vida (algo que no siempre ocurre). España le ha
concedido asilo político. “Ahora mis hijos pueden ir al colegio sin
riesgo de que los baleen”, dice con un tenue tono de optimismo.
Consciente de que “la libertad de expresión en México pasa por uno de
sus peores momentos: crímenes, agresiones, censuras...”, lo que más
lamenta en la impunidad en la que se cometen los atropellos. A menudo,
los policías que investigan las denuncias son los mismos que llaman a
las familias amenazando. Los mismos que hacen desaparecer pruebas y
obstaculizan las pesquisas para detener a los cabecillas del
narcotráfico. En los últimos cinco años, en México hay documentadas 400
agresiones contra periodistas.
La lista de RSF de predadores de la libertad de prensa está
encabezada por el trío infernal formado por Eritrea, Turkmenistán y
Corea, al que pisa los talones el compuesto por Siria, Irán y China. En
los países árabes en los que han brillado los movimientos
revolucionarios se dan dos circunstancias. Túnez, por ejemplo, ha
ascendido 30 puestos entre las naciones respetuosas con la libertad de
expresión. Pero Egipto ha retrocedido 39 escalones, como consecuencia de
la frustración democrática que han supuesto las actuaciones del Consejo
Supremo de las Fuerzas Armadas.
Pese a algunos avances, Jamaï alerta sobre lo que está pasando en
estos países. “No tenemos que dejarnos llevar por el romanticismo. Hay
que ser muy cauto. No siempre se puede decir que estamos mejor que
antes. En Marruecos, por ejemplo, el rey concedió hace poco el perdón a
varios presos, pero hay un periodista que sigue encarcelado”.
Turquía, modelo para el mundo islámico, tiene poco de lo que
presumir. Aznárez recuerda que “sin libertad de prensa no se puede
hablar de países con democracia”. Y en Turquía hay 60 periodistas
encarcelados. “La ley antiterrorista es abusiva. A todo lo que se
considera que puede mellar la autoridad del Gobierno o ir en contra de
los intereses del Estado se le aplica a ley antiterrorista”.
Lo que la primavera árabe ha traído es una sofisticación de la
censura. Los esfuerzos de los Gobiernos represores han vuelto la mirada
hacia Internet y las redes sociales. Con frecuencia, los periodistas
intentan sortear el cierre de las publicaciones contestatarias impresas
refugiándose en páginas web. Pero la larga mano de los censores llega al
ciberespacio. Los blogueros también son perseguidos, encarcelados y
asesinados. Las revueltas árabes han tendido un extraordinario altavoz
en Facebook y Twitter, pero Jamaï pone en cuarentena estos instrumentos y
reivindica la función de los profesionales. “No es cierto”, dice, “que
el periodismo normal esté en declive y que los ciudadanos estén tomando
ese camino. Es un mito. Los periodistas saben hacer su trabajo. Tienen
las técnicas para informar de manera adecuada. En Twitter hay demasiada
información. ¿Cómo discriminar lo que es correcto de lo que no lo es? La
tarea del periodista es recoger la información, valorarla y ofrecerla
los lectores para que la puedan digerir de la mejor manera posible”.
Los nubarrones se ciernen también sobre Europa. RSF ve con
preocupación las dificultades que tienen que sortear los periodistas en
Grecia, Francia o Italia. Aznárez recuerda que en este último país siete
periodistas trabajan con escolta policial por amenazas de la mafia.
Además, Italia ha caído hasta el puesto 69 (en una lista que lideran
Finlandia, Noruega y Estonia) por culpa de la ley mordaza dictada por Silvio Berlusconi y de los intentos de filtraje administrativo de la Red.
Hungría retrocede tras la adopción de una ley que instaura el control de la mayoría política sobre los medios.
Pero si hay un país europeo que genera inquietud es Hungría, que retrocede 17 puestos (cae al 40) tras la adopción de una ley que instaura el control directo de la mayoría política sobre los medios
de comunicación. “Es una ley penosa, antidemocrática”, critica la
presidenta de RSF en España. Y aún más escandalosa es la “tibia”
reacción de Bruselas.
España ocupa el puesto 39 (justo por detrás de Francia), el mismo que
el año anterior. RSF recuerda que ETA no se ha disuelto y que los
periodistas se enfrentan a obstáculos a la libertad de información como
la moda de algunos políticos de no permitir preguntas durante las
conferencias de prensa. RSF confía en que el Gobierno de Rajoy “se ponga
las pilas rápidamente” para impedir estas prácticas que lesionan la
libertad de información.
Además, registra como actuaciones negativas las agresiones a
periodistas —durante la visita del Papa, el pasado verano— como
consecuencia de los enfrentamientos entre peregrinos y grupos contrarios
a la Jornada Mundial de la Juventud. En contra de la libertad de prensa
ha jugado también el plan de los consejeros de RTVE de tener acceso
previo a los contenidos de los telediarios. Aquello quedó en una
intentona.
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