En ese retrato realizado por Schmidt, el papel de «malo» lo tienen los gobiernos. «Hay 40 países que censuran internet (60, según le corrigió Malén Aznárez, presidenta de Reporteros sin Fronteras), y 25 de los 125 países donde está Google bloquean alguno de nuestros servicios. Los gobiernos van a seguir intentando controlar el acceso a la Red y la tecnología, pero no lo van a conseguir. La tecnología es como el agua, fluye, no hay censura hermética posible. Cada vez será más dificíl que los dictadores puedan esconderse». En opinión de Aznárez, en cambio, las grandes marcas de la web, como Google o Twitter, «están cediendo a la censura» con la excusa de adaptarse a las leyes locales. «Estamos a favor de los controles, pero no de los filtros indiscriminados», añadió la periodista, que se refirió en especial a Turquía, a las puertas de Europa, donde «hay cientos de palabras prohibidas en la Red».
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