La presidente alemana Angela Merkel, La mujer, que de no remediarse va a terminar asesinandonos economicamente. |
Titula Paul Krugman hoy en El País su artículo semanal como “El suicidio económico de Europa” y en él pone de ejemplo a España. España es un país que durante los años buenos era sostenible fiscalmente (superávit) y que ahora vive una situación de depresión (24% de paro, 50% de paro juvenil).
Según Krugman, el déficit no es la causa de la crisis sino una de sus consecuencias. Y sólo con austeridad no se sale de esta, es necesario un estímulo fiscal impulsado por Alemania, el país más reticente, ya sea a través del BCE o directamente desde Alemania.
Creo que Krugman tiene un análisis bastante acertado de lo que está sucediendo en Europa. Algún matiz tengo que hacer: las cuentas públicas españolas eran buenas en la época boyante por la burbuja inmobiliaria que endeudó a familias y empresas (y al final una parte llega al fisco). Es decir, la situación fiscal de España no es sostenible, tiene que haber un ajuste, quizá más lento de lo que se propone Europa, pero tiene que haberlo.
Para la solución alemana a la crisis que propone Krugman le veo un problema político. A Alemania le ha costado dos décadas integrar la antigua RDA. Han tenido que hacer reformas muy duras y su economía ha ido a rastras hasta hace muy poco. Y ahora le estamos pidiendo que hagan lo mismo con el resto de Europa. Antes lo hicieron por una gente que hablaba su mismo idioma y que fueron arrancados de su país por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Ahora no creo que estén tan dispuestos, ni Merkel ni la oposición socialdemócrata.
La siguiente opción es usar el BCE. Y de hecho ya lo está haciendo, con su barra libre de liquidez, que es a la vez una ayuda a la banca y a los Estados. Pero ya han visto que cuando hay barra libre, hay menos reformas (o se retrasan los presupuestos tres meses, como en España). Cuando el BCE aprieta, en cambio, la presión vuelve a aparecer (enmienda express a los presupuestos, como el caso de España). La sensación que tienen en Alemania es que arriesgan mucho usando el BCE (tienen en su memoria colectiva la hiperinflación de los años 20) y los Estados beneficiados no ponen nada de su parte.
Si Hollande gana las presidenciales (va bien encaminado) Alemania va a tener más presión para dejar de impulsar las políticas de austeridad. Pero sigue existiendo el problema de cómo venderlo internamente. En Europa hay un problema político muy serio para solucionar esta crisis.
Alejandro Nieto González
23 de abril de 2012 | 02:45
Fuente: El Blog Salmón
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