26.Abr.2012 Por Javier Gallego
Lo siento, me he equivocado y no volveré a hacerlo. Después de que un jefe de policía valenciano nos llamase “el enemigo” y después de que hace un par de semanas, la reforma del código penal propuesta por el gobierno nos haga sentir como “criminales” en potencia, dije que las autoridades tardarían un mes en llamar al ciudadano terrorista. Me equivoqué. Han tardado mucho menos.
Como comentamos ayer y posiblemente sabréis, los Mossos d’Esquadra de Barcelona, es decir, la Consejería de Interior de la Generalitat Catalana, han publicado en su web uno de esos cuadros de fotografías como los que hay con los rostros de etarras fugados, con el rostro de 68 personas a las que se acusa de ser sospechosas de los actos violentos que tuvieron lugar el día de la última huelga general, el 29 M. En la página web también se pueden consultar hasta 231 fotografías y tres vídeos con el fin de que los ciudadanos les ayudemos a identificar violentos y les delatemos ante la policía. No les basta con llamarnos “terroristas”, también quieren poder llamarnos “chivatos”. No les basta con llamar “sospechosos” a personas que son inocentes mientras un juez no dictamine lo contrario, quieren que los demás también se lo llamemos. No les basta con acusar públicamente a personas que no tienen causa judicial ninguna sino que además quieren fomentar la sospecha entre los ciudadanos, quieren que nos miremos con desconfianza y resquemor. No les basta con los palos excesivos que dieron en algunas de las manifestaciones de los últimos meses, ahora también quieren darnos el palo moral. A lo mejor los palos que reparten en las manifestaciones son para sacarnos delicadamente información sobre otros violentos. Ellos van con los rostros cubiertos por su seguridad pero pueden descubrir los de cualquiera de nosotros. Ni a las autoridades ni a las fuerzas de seguridad les importa nuestra seguridad. Qué paradoja, aunque no hay de qué extrañarse, llevan tiempo dando buena muestra de ello.
No les basta con excederse en sus funciones, quieren que les hagamos el trabajo sucio. No les basta con acusarnos, también quieren ponerse la toga y sentenciarnos. A lo mejor quieren sustituir el martillo de juez por la porra de policía. Por lo visto a las autoridades catalanas les sobran los juzgados, la presunción de inocencia, el derecho a la intimidad y el derecho a la defensa. Ya puestos podrían correr a porrazos a los jueces en aplicación de la reforma del código penal: por resistencia pasiva a la autoridad. No les basta con pasarse la ley por el forro, además tienen que forrar la web pública con nuestros rostros y convertirnos a todos en sospechosos o delatores, como en la guerra civil. Ya puestos podrían reeditar la costumbre de llevar a la gente a las tapias y en lugar de fusilamientos hacer ruedas de reconocimiento y fusilar a los sospechosos a escupitajos. Hoy se lee en los periódicos que según algunos informes, ETA sigue activa. A lo mejor es que creen que todos los españoles somos un célula activa. Como sigan por este camino, vamos a terminar teniendo razones para ello.
Terminarían antes publicando las fotos de los carnés de identidad de todos los españoles e invitándonos a delatarnos unos a otros, ya sea porque no hemos tirado la basura o porque nos hemos saltado un semáforo. Todos somos sospechosos de algo, todos somos el enemigo de alguien, todos somos criminales en potencia. Y ahora además todos podemos ser terroristas. Aunque si quieren fotos de ciudadanos peligrosos para el sistema y personas que atentan sus principios básicos, que miren en las bases de datos de la consejería de Interior de Cataluña y de algunos parlamentos. Y si quieren delatores, aquí tienen uno.
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