Parece que la caída de Bankia ha dejado entreabierta la puerta de la desconfianza y el miedo ante una hipotética salida del euro, la creación de una neopeseta o la proclamación de un corralito español.
Aunque en principio no debería cundir el pánico, sí que es cierto que
cada vez más gente se pregunta si sus ahorros corren peligro ante el
nuevo y desconocido paradigma que se avecina.
Sin intención de parecer alarmista, aunque lejos de otros tanto
negacionistas de la crisis económica, creo que no estaría de más hacer
un pequeño repaso a los principales medios de los que disponemos para proteger nuestros ahorros ante un posible corralito. Insisto en que esto no debe tomarse como un síntoma de alarma, sólo de precaución.
Si la cantidad de dinero es relativamente pequeña y pudiésemos
necesitarla a corto plazo, tal vez lo más fácil sería acudir a nuestro
banco, solicitar el cambio de nuestros euros a otra moneda más fuerte
como puede ser el dólar o el franco suizo, llevarlo a casa y esconderlo
bajo el colchón. El cambio de moneda se debe al desconocimiento sobre
qué podría ocurrir con el euro fuera de nuestras fronteras.
Otra opción interesante consiste en invertir en oro,
aúnque con el riesgo de que su valor sufra una caída, y más ahora que
cada vez más gente está convencida de que el oro vive su particular
burbuja. Además, esta opción tiene un inconveniente importante que son
los costes de transacción.
Si la cantidad de dinero es más importante, otra buena opción sería abrir una cuenta en una entidad bancaria en el extranjero,
como un banco alemán o uno suizo. Yo, particularmente, optaría por
alguno de fuera de la Eurozona, como Suiza o Andorra, aunque en ambos
casos la operación de apertura de cuenta es un tanto complicada. Según
tengo entendido, para hacerlo desde España necesitamos un montante
importante de dinero. La otra opción es viajar al extranjero y hacerlo
allí directamente.
Una última opción que se me ocurre pasa por invertir nuestro dinero en la compra de acciones de alguna compañía estable.
Esta opción es bastante sencilla y sólo necesitaremos acudir a nuestro
banco de siempre y abrir una cuenta de valores. A pesar de los impuestos
sobre las transacciones de renta variable o del incremento de las
comisiones por compra-venta de acciones, esta opción es relativamente
estable y segura si elegimos bien la empresa en la que invertir.
Imagen | Antonio Tajuelo
Fuente: El Blog Salmón
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