De David Bravo
Excelentísimo Sr. Ministro:
Quizá
me conozca. Soy un abogado que se hizo relativamente conocido porque
mientras mis compañeros hacían cosas sin importancia como hablar en el
Congreso o en foros de renombre internacional yo salí en la tele
debatiendo con Merche y María del Monte. Después de este debate contra
el dream team y con el que toqué techo en mi carrera profesional, seguí
dedicándome a dar mi visión sobre una nueva forma de entender la
propiedad intelectual y a defender esa concepción en los tribunales.
Para que se sitúe y pueda encasillarme con facilidad, le diré que
algunos me consideran el típico abogado friki. Ya no sé por qué clase de
prejuicio, no sé si es porque llevo gafas, porque tengo un blog o
porque digo que mi toga me da más 3 de destreza.
El
motivo de la presente es comentarle algunos aspectos de la conocida como
Ley Sinde que usted ha terminado por impulsar definitivamente. Quiero
contarle mi experiencia profesional para que pueda entender hasta qué
punto esta norma se burla del sistema jurídico que hemos construido
durante décadas.
Mis observaciones sobre la Ley Sinde-Wert son las siguientes:
1.- No hay juez que decida.
Déjeme explayarme en esta cuestión, por favor. Verá, desde el año 2006
vengo defendiendo junto a otros compañeros que un enlace no supone una
infracción de un derecho de propiedad intelectual. No voy a entrar en
detalles jurídicos para no aburrirle pero, básicamente, la razón es que
un enlace no supone la copia ni la puesta a disposición de una copia de
una obra intelectual y la ley exige una u otra de esas acciones para que
exista vulneración. Los jueces comenzaron a darnos la razón en
múltiples resoluciones, reconocidas ya como doctrina mayoritaria por el
propio Consejo General del Poder Judicial. Ni que decir tiene que estas
resoluciones molestaron a la industria, que llevaba años intentando que
prosperasen sus denuncias contra páginas de enlaces en una operación que
llamaron pomposamente como la más importante contra la piratería en
toda Europa. Pese a la excitación de la industria, esa operación quedó
en nada y los jueces no llevaron los asuntos ni a juicio por lo claro
que tenían que la actividad denunciada no era delictiva.
La industria, enfadada con los jueces, comenzó a sugerir que estos
carecían de toda preparación porque sus postulados jurídicos no
coincidían con los sostenidos por David Bisbal. Tras perder también los
recursos y opinar que fue debido a, y cito literalmente, una muestra más
de la ignorancia que reina en nuestro país sobre propiedad intelectual,
la industria comenzó a presionar al anterior gobierno para que
impulsara la que ahora se conoce como Ley Sinde y de la que usted es
corresponsable.
El gobierno anterior no se anduvo con
chiquitas y harto de hacer de intermediario, fue por la vía rápida y
nombró Ministra de Cultura directamente a la presidenta de la Academia
de Cine. La Ministra, como usted sabe, impulsó la Ley que lleva su
apellido y que, básicamente, consiste en que ahora quien decide sobre si
una de esas webs vulnera o no la propiedad intelectual no son los
jueces, que no daban ni una, sino una Comisión del propio Ministerio de
Cultura, que en su día aplaudió las detenciones.
El
truco de quitar de en medio al árbitro y poner a uno de la casa era tan
burdo que la gente, menos tonta de lo que ustedes y Jorge Javier Vázquez
presumen, se indignó por el atajo tomado. Fue entonces cuando la
Ministra Sinde aseguró a través de todos los medios de comunicación que,
en atención a las protestas, introducirían un juez para que decidiera.
Pero no era cierto. Introdujeron a un juez pero únicamente para que
ejecutara una decisión ya tomada por otros y además solo en el caso de
que la web en cuestión se negara a cumplirla voluntariamente. Lo
advertimos, pero nadie nos hizo caso.
Antes era una
discusión teórica pero ahora se lo puedo decir con el aval que da la
práctica: en el día en el que escribo estas líneas he recibido una
resolución definitiva de la Comisión Sinde y puedo asegurarle que no he
visto un juez por ninguna parte. El reglamento ya dejaba claro este
punto para el que quisiera leerlo pero por desgracia los periodistas no
quisieron porque para explicarles lo que decía la ley ya les tenían a
ustedes, conocidos por su inquebrantable compromiso con la verdad.
¿Con qué clase de radicales de la industria se han reunido ustedes para
que les convenzan de que es una buena idea quitar de en medio a los
jueces que no les dan la razón? ¿En serio les convenció alguien como el
abogado de EGEDA que dijo que haciendo un paralelismo con los que
descargan está de acuerdo con la frase de Mcarthy de que "un solo
comunista en el Senado es demasiado"? O el expresidente de la Coalición
de Creadores y máximo impulsor de la Ley Sinde que dijo en un estado de
excitación friki sin parangón que él representa "el lado oscuro de la
fuerza de la industria cultural de este país". ¿Este es el tipo de
persona que se sienta en una reunión y les convence a ustedes? La
verdad, yo no es solo que no me los tomaría en serio es que ni siquiera
me sentaría en la misma mesa que ellos sin mi pistola de dardos
paralizantes.
2.- Hablar con la Comisión Sinde apenas es posible.
No solo no hay juez que decida, sino que alegar ante la Comisión Sinde
es sumamente difícil. Resulta que ustedes, que son muy modernos, han
pensado que nos ponía en la vanguardia prohibir que presentemos nuestras
alegaciones en obsoleto y anticuado papel para que todos los trámites
se hagan a través de internet. Eso estaría relativamente bien si, al
menos, el sistema funcionara a la perfección pero creáme que no es así.
He pasado noches en vela para superar todas las pruebas, enigmas y
puzles que han puesto a mi paso para conseguir realizar el envío de
escritos. Me pareció un gran reto a superar, por ejemplo, ese de
adivinar que mis escritos no se podían enviar porque mi firefox estaba
demasiado actualizado. Maravilloso. El problema no es que su sistema
está anticuado, el problema soy yo, que voy de modernito. También envié
mis alegaciones a través de su web y me las rechazó porque tienen algo
así como un limitador de caracteres. ¿Un procedimiento sin juez que
además cuenta el número de caracteres para que no me enrrolle? A eso le
llamo yo derecho a la defensa. De todas formas creo que su limitador de
caracteres da demasiada manga ancha y todavía nos deja hablar demasiado.
Creo que en la próxima versión deberían adaptarse definitivamente a las
modas y obligarnos a defendernos de las acusaciones de la industria por
medio de un tweet.
3.- ¿Quienes integran la Comisión Sinde?
Aunque parezca mentira, todavía no sabemos quién compone esa Comisión
secreta que está decidiendo sobre nuestros asuntos. He preguntado, he
ejercido mi derecho a conocer a quién me estoy dirigiendo, quién lee mis
escritos y decide sobre ellos, pero nadie me ha contestado, saltándose
así lo dispuesto en la ley. Como comprenderá es indispensable saber
quién está en la Comisión, no solo para poder ejercer nuestro derecho a
recusar a aquellos que detectemos tienen interés en el resultado del
procedimiento, sino incluso para adaptar el tono de nuestro discurso en
función de sus conocimientos. Dado que el reglamento ni siquiera impone
el requisito de que los miembros de la Comisión sean juristas titulados,
es lógico que nos interese saber si aquellos a los que estamos hablando
entienden una sola palabra de lo que estamos diciendo. Cuando dicen que
en la Comisión hay funcionarios con conocimientos en la materia, ¿a qué
se refiere? ¿Se refiere a un especialista en la materia, a alguien que
está al menos licenciado en Derecho o más bien significa que se sienta
allí Pilar Rahola, que seguro que de esto también sabe? No me entienda
mal, estoy seguro de que habrán escogido a los mejores en función de su
verdadera valía, que esto no es tan fácil como llegar a ser tertuliana
de TVE, pero aun así necesitamos sus nombres.
4.- Su Ley no sirve para nada.
Dice usted que una ley de propiedad intelectual queda obsoleta a los
tres meses. Yo soy de aquellos que piensan que si para conseguir que la
gente no descargue música tienen que sacar una ley nueva cada tres
meses, entonces es que es el momento de pensar en otra cosa. Sí, soy un
radical.
Además pienso que una Ley de Propiedad
Intelectual efectivamente queda obsoleta a los tres meses. Pero no a los
tres meses de entrar en vigor sino a los tres meses desde que ustedes
se sientan y empiezan a pensar en ella. Cuando entra en vigor ya hacía
tiempo que no servía para nada y que internet ya estaba en otra cosa. De
verdad, saquen bandera blanca y empiecen a pensar en un sistema de
remuneración para paliar los efectos de las descargas y no en el ya
demostrado inexistente mecanismo legal para frenarlas.
Su ley no puede ser más inútil. Le pondré un ejemplo: una entidad de
gestión inicia el procedimiento y para ello aporta toda clase de
documentos con alegaciones y pruebas de titularidad sobre obras. Han
pasado seis meses y todavía no hay resolución. ¿Que qué pretenden con
todo esto? ¿A qué aspiran? A que la web retire tres enlaces. Haga
cuentas y verá que no salen. Han apartado a los jueces, han vulnerado o
como mínimo inquietado nuestro derecho a la defensa, ponen en riesgo la
libertad de expresión, y todo para nada. ¿Cuál es el plan ahora de sus
brillantes asesores de la industria? ¿Otra ley dentro de tres meses?
¿Las van a ir publicando trimestralmente? ¿Hay algún sitio en el que
poder suscribirnos para que nos lleguen todos los números?
Déjeme despedirme con una adaptación que he hecho de un cuento que oí
una vez a un grupo de teatro. Con él pretendo resumirle brevemente lo
que es la Ley que popularmente lleva su nombre, para que sepa bien
debajo de qué norma está usted firmando. Dice así:
La
industria del copyright movió un dedo y se enviaron cartas advirtiendo
de acciones legales. Cuando las cartas se ignoraron, la industria movió
un dedo y se interpusieron las acciones judiciales. Cuando los jueces
resolvieron en favor de denunciados y demandados, la industria movió un
dedo y se recurrieron las resoluciones. Cuando volvieron a perder en los
juzgados, la industria movió un dedo y desaparecieron los jueces.
Fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario